Hay que partir del hecho de la inherencia de evaluar en el proceso enseñanza-aprendizaje por parte del Docente, que conlleva a considerar el Curriculum, los actores del hecho didáctico y su rol individual, así como también las estrategias evaluativas y las tecnologías a emplearse, por lo que el uso de la Tecnología se liga al Diseño Curricular, bajo un uso reflexivo que requiere continua formación personal del Educador.
Es indudable que ante esto, el propio Docente debe crear el ambiente del caso (induciendo a un clima de aprendizaje positivo), considerando que tanto el proceso de enseñar como aprender, no se separan de los medios didácticos que se vayan a emplear, que no exime de una planeación didáctica adecuada y pertinente, contribuyéndose así a la mejora de la calidad educativa, de allí el rol protagónico del Tutor como del Estudiante que debe ser evaluado, en base a las estrategias evaluativas establecidas para ello.
Conjugar el proceso enseñanza-aprendizaje y su evolución, significa enfocarse sobre todo en cómo aprende el Estudiante, lo que significa adaptarse lo mejor posible y centrarse en él, y esta respuesta nos lleva a otras preguntas y respuestas que se derivan de decisiones docentes a tomarse que son esenciales para realizar sus actividades de Diseño: Curriculares (¿qué se desea que el Estudiante aprenda?. Objetivos y Competencias. ¿Con qué?. Contenidos), pedagógicas (elegir metodologías y planificación de actividades con espacio, tiempo, agrupación, evaluación) y tecnológicas (¿para qué?. Para atender las necesidades pedagógicas, buscando y seleccionando los recursos necesarios y disponibles. ¿Cómo?, definiendo su uso).
Un enfoque no ineludible del Docente, es considerar la realidad del Estudiante y los retos de vida que tiene y ubicarlos frente al aprendizaje que se pretende llevar a cabo, y las competencias que necesita. Por tanto, el acto educativo y la evaluación demandan desarrollar en el aprendiz un pensamiento crítico, la conducción de éste a la solución de problemas, reflexión y análisis, empleándose técnicas didácticas, como Aprendizaje Basado en Proyectos, Problemas, Casos; simulación, juego de roles, entre otras.
El amplio espacio I+D+I de las ciencias, está presente en la Educación, por tanto, aunque las Tecnologías Emergentes no son directamente propias de ella, algunas ya se están diseñando para tal fin, debiendo reconocerse su dinamismo y flexibilidad tanto tecnológica como educativamente hablando, por lo que resulta vital la predisposición de Educador ante esta realidad, donde su reto está en ser creativo e innovador, ante una educación que ahora constantemente se reprograma y se recompone por la presencia de la tecnología, hablándose ya de estilos y objetos de pensamiento, en una era que ya vive el mundo entero, la del Conocimiento que ya se lo trata como Economía.
FInalmente, el empleo de las Tecnologías Emergentes en la Educación debe ser tomado desde un punto crítico y reflexivo por parte del Docente, por los riesgos de no aplicar adecuadamente los conceptos educativos, como por ejemplo la instrumentalización, enseñanza tradicional trasladada, empleo de gestores de aprendizaje como repositorio antes que para su verdadero fin, tecnicismo, el no empleo de un aprendizaje invisible (habilidades blandas) en medio de una ecología educativa que ya se trata a nivel global, …, entre otros; por lo que al tratarse de entornos tecnológicos en el proceso enseñanza-aprendizaje, existe un concepto análogo de la Tecnología Emergente, que proyecta más una visión futurista de las TIC y la Educación, y ante esto, se demanda de Pedagogías Emergentes, que agrupan enfoques e ideas pedagógicas alrededor de la Tecnología Digital, para que se presente un aprovechamiento de esta, en un nuevo marco como lo es ahora la Cultura del Aprendizaje.