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¿Qué razones hacen necesario incorporar las competencias en el ámbito educativo?
La Formación Basada en Competencias (FBC) se ha posicionado en el centro de las innovación y reformas del sistema educativo, pero no es un método para enseñar, sino una forma de organizar la formación de los estudiantes, que demanda decisiones responsables a nivel de colegiatura, significando que ello conlleva a una transformación (García, 2011, pág. 6); con una entendida relación competencia-creatividad-innovación en el propio sistema educativo, que necesita evidenciar la propia competencia en el proceso E-A (Arias, Giraldo, & Anaya, 2013, pág. 195)
El concepto de competencia que se tenga tiene sus implicaciones en el desarrollo del Currículo, que aplicado a la formación profesional, se debe enmarcar ante los desafíos de las tendencias socioeconómicas y culturales contemporáneas. La FBC atiende integralmente el proceso educativo del estudiante, envolviéndolo en un proceso constante de aprendizaje. Desde una perspectiva histórico-social del ser humano, la competencia estrecha el enlace universidad-sociedad, teoría-práctica, … ; configurando en el estudiante procesos complejos de conocimientos, habilidades, actitudes, valores, estrategias, que se relacionan y combinan según las condiciones. Por ende, asumir este enfoque significa también, preparar docentes para gestionar su proceso educativo con una concepción integradora de lo mencionado, que promueva el interés por el aprendizaje durante toda la vida.
¿Qué potencialidades tiene asumir en el currículo de la universidad contemporánea las competencias como “capacidad en acción”?
La Universidad se encuentra en constante incertidumbre para llevar a cabo su misión de educar, la profesionalidad es el resultado de la dialéctica entre el puesto de trabajo y la organización donde se ejerce (Echeverría, GESTIÓN DE LA COMPETENCIA DE ACCIÓN PROFESIONAL, 2002, pág. 13). No es ajeno el advenimiento de la Industria 4.0, cuyo impacto está en las personas, atendiéndose a una sociedad VUCA (volátil, incierta, compleja y ambigua), prediciéndose tres (3) tipos de competencias: Emergentes, de transformación y obsoletas, y en ello, se trata a las potencialmente demandables en el mercado laboral, girando en seis (6) ejes conductores: Internet de las cosas, organizaciones superestructuradas, mundo globalmente conectado, nuevo ecosistema de comunicación, incremento de instrumentos y sistemas inteligentes, y extrema longevidad; teniendo cada uno sus propias relevancias particulares. (Echeverría & Martínez, Revolución 4.0, Competencias, Educación y Orientación, 2018, pág. 13)
Lo mencionado desemboca en enfatizar competencias como pensamiento crítico, análisis, integrar la alfabetización de los medios de comunicación en la educación, el aprendizaje en la práctica que favorece el desarrollo interpersonal, como colaboración, trabajo en equipo, lectura de claves sociales y respuesta adaptativa, ampliar la base de aprendizaje hasta la edad adulta, integrar la capacitación interdisciplinaria que permita desarrollar competencias y conocimientos en variedad de temas. (Echeverría & Martínez, Revolución 4.0, Competencias, Educación y Orientación, 2018, págs. 13-14). Por ello, el sistema educativo universitario debe potenciar los cuatro (4) aprendizajes fundamentales (Aprender a): Conocer, hacer, vivir juntos y ser.
¿Qué debilidades y fortalezas observa en torno a la implementación curricular por competencias en su universidad?
En el escenario de la Universidad de Guayaquil, se identifican las siguientes fortalezas: La Constitución y la LOES (Ley Orgánica de Educación Superior) rigen el tema, existe la sensibilidad del caso en Autoridades, gran parte del profesorado está a tiempo completo, los estudiantes pueden practicar mediante la vinculación y las formas de titulación, existen estudios y propuestas diversas en algunas Facultades, y el ente todavía tiene un posicionamiento social para el sector vulnerable. Entre sus debilidades se tiene: El ignorar la caracterología de Facultades que crea la falta de uniformidad al momento de implementar, débil cultura institucional de procesos de planificación, pocos recursos de gestión informática en facultades e institución, imagen nacional deteriorada por la corrupción política y de ejercicio de ciertos mandos, ausencia de crítica científica educativa como mecanismo movilizador de optimización y mejoramiento de procesos educativos.
Bibliografía
Alonso, A., Álvarez, N., & Castillo, J. (Marzo de 2016). Environmental Professional Competence Education: A Need of University Students and Present and Future Society. Journal of Education and Human Development, 5(1), 142-145. doi:10.15640/jehd.v5n1a15
Arias, C., Giraldo, D., & Anaya, L. (Enero-Junio de 2013). Competencia creatividad e innovación: conceptualización y abordaje en la educación. Katharsis(15), 195-213. Recuperado el 16 de Junio de 2019, de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5527440.pdf
Echeverría, B. (2002). GESTIÓN DE LA COMPETENCIA DE ACCIÓN PROFESIONAL. Revista de Investigación Educativa, 20(1), 7-43. Recuperado el 16 de Junio de 2019, de https://revistas.um.es/rie/article/view/97411/93521
Echeverría, B., & Martínez, P. (20 de Diciembre de 2018). Revolución 4.0, Competencias, Educación y Orientación. REVISTA DIGITAL DE INVESTIGACIÓN EN DOCENCIA UNIVERSITARIA. Recuperado el 16 de Junio de 2019, de https://revistas.upc.edu.pe/index.php/docencia/article/view/831/831
García, J. (15 de Diciembre de 2011). MODELO EDUCATIVO BASADO EN COMPETENCIAS: IMPORTANCIA Y NECESIDAD. Actualidades Investigativas en Educación, 11(33), 1-24. Recuperado el 16 de Junio de 2009, de http://www.redalyc.org/html/447/44722178014/